He olvidado que yo también hice promesas mezclando nuestra sangre con una herida mal hecha.
He olvidado que me gustaba dar besos en la frente.
He olvidado que un día, cuando fui adolescente preferí apagar la luz, para no darme cuenta de mi esqueletico yo, delante del espejo.
He olvidado que me encantaba el sonido de las hojas de los libros al pasar de página.
He olvidado cuanto daño llegaron a hacerme aquellos zapatos que nunca más me puse.
He olvidado que me gustaba contar cuentos con finales felices.
He olvidado que mi pasión fueron sus sonrisas.
He olvidado mis gestos, mis muecas, mis sonidos, mis latidos y mis lloros.
He olvidado las cicatrices que me hicieron pero que aún hoy siento.
He olvidado las huellas de un "Te Odio" y una sombra de un "Te Necesito".
He olvidado la sensación que uno tiene al andar descalzo al borde de un río.
He olvidado el deseo de sentir tu dedo recorriendo mi espalda desnuda cuando me doy la vuelta.
Y recordar estas cosas me hacen olvidar lo que ahora en parte soy.
Me encanta el escrito. Es bonito y te hace recapacitar un poco sobre todo, pero le falta algo al final; yo habría puesto otro.
ResponderEliminarPero, sinceramente, refleja un ayer en el que se podría profundizar un poco más de forma distinta (Ingéniatelas: escribe un poema más largo, una novela o realiza un vídeo y luego lo cuelgas).